Apodo medio cariñoso y medio vacilón para quien se sabe todos los vinos al dedillo y se pasa la vida entre barricas, catas y charlas de enología. En vez de empollar apuntes, empolla tempranillos, reservas y lo que le pongas. Útil para reírte del colega intenso que te corrige hasta el aroma.
"El Dani ya es un empollón de bodega: te suelta lo de la barrica francesa, te mira el color al trasluz y encima te regaña por mezclarlo con casera."