Se usa cuando alguien ya está pasadito para ciertos carretes o andanzas juveniles, pero igual insiste en hacerse el cabro chico. Es como decirle que asuma la edad, que ya no está para trasnochar tres días seguidos ni para hacerse el loco con la resaca. Duele un poco escucharlo, pero a veces hace falta.
"El Nacho quiere ir al carrete, después al after y mañana jugar pichanga a las nueve, pero compadre, ya es hora de que entregue el carné y se compre una bolsa de agua caliente mejor."