Se usa para hablar de alguien que se pone a la defensiva, que no se deja pisar y planta cara aunque la cosa venga chunga. Es como un gato tumbado boca arriba enseñando las garras, preparado para arañar al que se acerque. Vamos, que igual no gana, pero va a dar guerra y eso siempre tiene su punto.
"Al jefe se le ocurrió recortarnos las pagas y el Manolo se puso como un gato panza arriba, en mitad de la oficina, gritando que de ahí no se movía hasta que arreglaran la movida."