Se dice de alguien o algo que es feísimo, pero feo de verdad, de esos que te hacen mirar dos veces y pensar: madre mía. Es una comparación exagerada y muy gráfica, perfecta para soltar una pulla con humor. Ojo, que pica, así que mejor usarla con confianza o en plan cachondeo.
"Tío, el coche ese que te has comprado es feo como un perro sin dueño, parece que lo montaron con piezas de tres chatarrerías distintas."