Expresión muy usada para decir que alguien habla tanto que termina cansando, aburriendo o mareando a todo el mundo. Es esa persona que se arranca con una historia y no sabe dónde frenar, y tú ya estás mirando el techo pidiendo auxilio. Es como decir que habla hasta hartar, pero con más gracia y sabor local.
"La tía de la bodega se puso a hablar hasta los cocos de sus tiempos mozos, yo solo quería mi kilo de azúcar y ya estaba pensando en fingir una llamada para poder escapar."