Expresión muy de confianza para pedirle a alguien que te compre, traiga o invite algo, casi siempre con tono juguetón y medio rogón. Se usa cuando quieres insistir sin sonar pesado, como echando la culpa al antojo. Suena cariñosa, pero también medio chantajito emocional, y la neta es que por lo general funciona.
"Oye, si vas al tianguis hítame, pues, unas quesadillas de comal y una agüita de horchata, no seas gacho que ando bien antojado."