Manducar es una forma bien campechana de decir comer, pero no cualquier comer, sino hacerlo con ganas, sin vergüenza y sin dejar ni las migas. Se usa cuando la comida está tan rica que uno se olvida de la dieta y del decoro. Es una palabra vieja pero en Entre Ríos sigue sonando con mucho sabor.
"Caímos a lo de la abuela muertos de hambre y manducamos tanto guiso y tortas fritas que el perro nos miraba indignado desde abajo de la mesa."
En Biobío se usa para decir comer de forma bien gozadora, como cuando te sientas a la mesa dispuesto a dejar los platos brillando. No es solo comer, es mandarse el atracón con ganas, sin culpa y con harta alegría. Suena medio antigua, pero cuando la sueltas todos cachan que vas a arrasar con la comida.
"Loco, hoy llego con más hambre que estudiante en fin de mes, así que prepárate porque me voy a manducar todo el asado y hasta el pan duro"
Forma divertida y un poco antigua de decir que vas a comer con ganas, como si fueras un limado del hambre. Se usa cuando estás por clavar alto plato, ya sea un asado, una milanga con fritas o lo que pinte. Suena medio payasesco, pero justo por eso tiene su encanto y arranca una sonrisa.
"Che loco, apurate con las empanadas que estoy listo para manducar todo el combo, hasta la lechuga del adorno"