Se dice cuando te cae encima un problema feo, un lío incómodo o una situación que huele a desastre y no sabes ni por dónde empezar. Es como soltar un ay, la que se me viene, pero en versión castiza. Vale para broncas, marrones del curro o movidas familiares. Y sí, suele venir con cara de póker.
"Llegué al curro y me soltaron que el jefe quería el informe para ayer y encima se cayó el servidor. Menudo marrón, colega, me tocó quedarme hasta las mil."