Expresión muy usada cuando alguien sale o sigue su camino en pleno aguacero sin echarse para atrás. Es como decir que se lanzó a la lluvia con ganas, sin miedo a mojarse ni a nada. Suena a locura romántica o a terquedad bonita, y hay que admitir que tiene su encanto tropical.
"Chamo, estaba cayendo un palo de agua brutal, pero igual me monté en el palo de agua y me fui pa’ la rumba en Guacara, todo empapado pero feliz."