En el Quindío se usa para decir que alguien se puso a bailar con toda, moviendo las caderas y el cuerpo sin pena hasta quedar reventado. Es como entregarse a la rumba sin pensar en nada más, solo gozar la música y el desorden sano. Y hay que admitir que la imagen de las macetas moviéndose tiene su gracia.
"Parce, anoche en la rumba en Armenia me puse a mover las macetas tan duro que hoy ando todo enguayabado y con las piernas temblando."