Se usa cuando te explotan bien sabroso en la chamba, haciéndote trabajar de más, con horarios inhumanos y casi sin paga ni reconocimiento. Es ese clásico jefe que cree que con un gracias o una pizza fría ya compensó todo el desmadre. Es una palabra fuerte y crítica, porque señala cómo te tratan como si fueras mano de obra desechable.
"Mi jefa quería que me quedara hasta las tres de la mañana sacando reportes y le dije que no, que no me iba a dejar negrear nomás porque a ella se le olvidó hacer su chamba a tiempo."
En Colombia, negrear es poner a alguien a camellar de más, casi siempre con mala paga, cero reconocimiento y horarios eternos. Es como decir que te están explotando laboralmente, pero en versión callejera. También se suelta en plan queja entre amigos cuando el jefe se pasa de vivo. Suena fuerte y va con rabiecita.
"Parce, me metieron turno doble y ni almuerzo dieron. Eso no es trabajo, eso es que me están negreando y el jefe haciéndose el loco."
En Canarias se usa para hablar de cuando te pones a rajar de alguien, criticarlo a gusto o vacilarlo tanto que el otro acaba medio quemado. Es como el deporte oficial de la sobremesa familiar, con chisme, mala leche juguetona y risas. Bien usado es divertido, pero si te pasas, acabas montando un drama de telenovela.
"Ni bien trajeron el café, mi tía empezó a negrear al vecino, que si el coche, que si la amante, y al final estábamos todos llorando de la risa y mi abuela diciendo que somos una familia de chismosos profesionales."