En Venezuela, el pegaíto es lo que queda pegado y tostadito en el fondo de la olla, casi siempre del arroz, aunque también puede ser de pasta o lo que sea. No es un fallo, es un premio: crujiente, sabroso y bien buscado. Si alguien dice que no le gusta, probablemente está mintiendo.
"Ya terminé de servir, pero no laves la olla todavía: déjame raspar el pegaíto del arroz, que eso es lo que está más brutal, vale."