Se dice cuando alguien se lleva un susto o un sofocón tan fuerte que casi se desmaya, se queda blanco o siente que el corazón se le sale del pecho. Vamos, el típico momento de drama total por un susto, una noticia o un sobresalto. No es que te dé un infarto de verdad, pero lo parece.
"Ñaño, cuando se fue la luz y sonó la licuadora sola, casi me pega un soponcio y salí corriendo en medias."