Se dice cuando querés disfrazar algo medio pelo y venderlo como si fuera alta experiencia. Es como meterle chamuyo, onda, un toque de magia y glamour a lo más común del mundo. Va en joda, para pinchar la exageración o para zafar con estilo cuando no hay presupuesto. Y sí, a veces funciona.
"Cayó gente y solo había gaseosa barata. Le tiré hielo, una rodajita de limón y listo, ponele mística y decí que es un trago de autor."