Se usa cuando alguien exagera un relato o le mete detalles inventados para que suene más épico y jugoso. Es como tunear la historia para que todos se queden pillados escuchando. No es mentir del todo, pero sí darle un aliño extra. Y oye, a veces con tanta cebolla se llora de la risa.
"Andrés siempre le pone la cebolla cuando habla del estadio, que si casi se cae del palco, que si le fichó el Racing en el descanso, y al final solo fue a por un perrito caliente."