Se dice cuando alguien se pone rojísimo de golpe, ya sea por vergüenza, por un corte, porque le han pillado en un renuncio o porque se ha calentado y le sube el color. Vamos, que la cara se te queda colorada nivel semáforo. Es muy de conversación diaria y queda bastante gráfica.
"Le soltaron delante de todos lo de su crush y se puso como un tomate, rojo rojo, y encima intentó disimular mirando el móvil como si nada."