Se dice de una promesa bonita y grandota, pero hecha al calor del momento y con cero ganas de cumplirla. Vamos, el típico compromiso que suena espectacular y al día siguiente ya nadie se acuerda. En Huila se usa para pinchar al que habla mucho y luego se escurre. Tiene su veneno, pero da risa.
"El man juró que iba a pagar la ronda y hasta invitaba lechona, pero a la hora de la verdad se hizo el loco. Puro prometido huilense."