Echar floro
Se usa cuando alguien se pone a hablar y hablar con rodeos, puro cuento y labia, para distraer, convencer o esquivar un tema incómodo. Es como adornar todo con palabras bonitas pero sin ir al grano. A veces hace gracia, pero también cansa cuando uno solo quiere una respuesta clara y rápida.
"Deje de echarle floro a la doña, mijo, que ya sabe que le toca lavar los platos y de paso barrer la sala también"
Echar cotorra
Se dice cuando alguien se pone a hablar largo y tendido, con labia y chistes, para entretener, coquetear o simplemente llamar la atención. Es como ponerse a carretear con la lengua y echar cuento con sabor, a veces exagerando un poquito la historia. Si el man es bueno, te tiene ahí pegado escuchando sin darte cuenta.
"Ese man llega al parque, se pone a echar cotorra con cualquier cuento y en cinco minutos ya tiene a medio mundo alrededor, todos atacados de la risa."
Joder la pita
Se dice cuando alguien daña el plan, lo arruina o lo deja patas arriba justo cuando todo iba perfecto. Es como cortar la pita del cometa en pleno vuelo: se te va la ilusión y toca recoger los pedazos. Suena fuertecito por el joder, pero en Huila se usa mucho para echar la culpa al que la embarró.
"Ya íbamos saliendo pa' la piscina y Camila jodió la pita porque dejó las llaves adentro. Tocó llamar al cerrajero y se nos fue la tarde."
Chocorazo
En Huila se dice cuando algo te pega de sorpresa y te deja frío, como si te hubieras dado un golpe mental. Es ese susto o impresión que te descoloca y te deja sin palabras, medio tieso. Sirve para noticias, apariciones raras o situaciones inesperadas. Suena exagerado, pero justo por eso tiene gracia.
"Me dio un chocorazo cuando vi al profe en la fiesta, con sombrero huilense y todo, bailando salsa como si viviera en Cali."
Sabérsela toda
Se le dice a la persona que se cree la dura, que opina de todo y actúa como si lo supiera todo, aunque esté hablando por hablar. Va con tono de burla o fastidio, tipo “ya llegó el experto”. Es como una enciclopedia con patas, pero sin filtro y con ganas de lucirse. A veces da risa, a veces cansa.
"Llegó Juanito a la reunión y ya estaba corrigiendo al profe y al mecánico. Uy no, ese man sí se las sabe todas, qué pereza con el sabelotodo."
¡Ay, ombe!
Interjección muy colombiana para soltar cuando algo te sorprende, te indigna o te da una mezcla de pena y rabia. Es como decir “ay, hombre” pero en modo costeño y bien sabroso. Sirve tanto para el susto como para el reclamo suave, y queda perfecta cuando alguien mete la pata.
"¿Otra vez se te quedó la llave adentro y el perro ladrando? ¡Ay, ombe!, ahora sí te toca llamar al cerrajero y aguantar la cantaleta."
Despapaye
Palabra muy usada para hablar de un caos absoluto, de esos momentos en que todo está patas arriba y parece que pasó un huracán por la casa. Sirve para describir desorden, reguero, desastre total y cero ganas de ponerse a organizar. Es de esas palabras que uno suelta suspirando mientras piensa por dónde empezar.
"Invitamos a medio barrio a ver el partido, se armó el despapaye con guaro, tamal y vallenato a todo taco y al otro día tocó recoger hasta las sillas del vecino."
Jartarse
Verbo bien coloquial para decir que alguien come o bebe a lo bestia, hasta quedar lleno como tambor. También se usa para “hartarse” de algo en plan cansarse o aburrirse, pero en Huila suele sonar más a atracón con sabor a regaño. Es brusquita, sí, pero tiene su encanto.
"No se vaya a jartar de lechona, mijo, que después ni se puede subir al bus pa' volver al pueblo. Y deje la jartera, que eso no es competencia."
chiviar
En el Huila, chiviar es cuando te da una pena brava y te quedas tieso, callado y hasta colorado, sobre todo si te ponen a hablar con la persona que te gusta. Es como que el cuerpo se te bloquea y la lengua se te esconde. Muy de enamorado nervioso, y sí, da risa verlo desde afuera.
"Parce, apenas la vi llegar a la tienda me chivié durísimo, me quedé mudo y rojo, y el tendero ya sabía que me gustaba."
Angelito
Se dice con ironía para hablar de alguien que va de santo, todo tierno e inocente, pero por detrás es bien travieso y hace sus vainas. Es como soltar un “sí, claro” en versión cariñosa. En Huila se usa mucho para señalar al que arma el desorden y luego pone cara de yo no fui.
"Vea pues, ese angelito de Juan dijo que iba a dormir temprano y terminó amanecido, se voló la reja y dejó la casa vuelta un ocho."
Zungacho
En Huila se le dice zungacho a la persona tacaña, agarrada, la que se hace la loca para no poner ni para el tinto. Es el típico que cuenta las monedas, pide fiado y luego desaparece cuando toca pagar. Suena medio burlón, pero es de esas verdades que duelen y dan risa a la vez.
"Ese man es re zungacho, se comió dos empanadas y cuando tocó pagar se hizo el bobo y salió con que solo tenía monedas de a cien."
Armá la tanda
Se dice cuando la gente ya está en plan parche y toca arrancar la ronda: pedir las bebidas, alistar los vasos y dejar todo listo para el brindis. Es como decir “pónganse pilas que ya vamos a tomar”. Suena bien de grupo, de bar o de reunión en casa, y prende el ambiente rápido.
"Parce, deje la habladera y póngase serio: armá la tanda, que ya trajeron las polas y hoy sí se brinda por todo."
Arrancar la jeta
Se dice cuando alguien se suelta a hablar de golpe y sin filtro, como si le hubieran dado cuerda. Puede ser por rabia, por chisme o por pura boquilla, y normalmente va con tono de regaño: ya cállate o piensa antes de hablar. Es bien de pelea de casa y suena fuertecito, pero tiene su gracia.
"Dejá de arrancar la jeta, mijo, y venga pa’ acá. Míreme a los ojos cuando me habla, que no estamos en la plaza echando cuento."
Comer mondongo
En Huila se dice cuando vas a meterte un plato de mondongo bien cargado, de esos que te dejan feliz, sudando y con ganas de tirarte a dormir de una. Suele salir en planes de domingo, reunión familiar y olla grande. No es solo comer, es darse un banquete con sabor a casa.
"Este domingo donde la tía Marta vamos a comer mondongo y quedamos tan llenos que ni pa' caminar, nos toca siesta obligada en la sala."
Parar rabo
Se dice cuando alguien se pone súper atento, pendiente y con los sentidos activados, como perro cuando oye la bolsa de concentrado. Es como estar con las orejas paradas, pero en versión más callejera. Puede sonar medio vulgar por lo de rabo, así que úsala con confianza solo entre panas y en el contexto adecuado.
"Apenas sonó que iban a regalar boletas, todo el salón paró rabo y hasta el más dormido se enderezó en la silla."
Prometido huilense
Se dice de una promesa bonita y grandota, pero hecha al calor del momento y con cero ganas de cumplirla. Vamos, el típico compromiso que suena espectacular y al día siguiente ya nadie se acuerda. En Huila se usa para pinchar al que habla mucho y luego se escurre. Tiene su veneno, pero da risa.
"El man juró que iba a pagar la ronda y hasta invitaba lechona, pero a la hora de la verdad se hizo el loco. Puro prometido huilense."
Echarse la ola
Se dice cuando te tiras a descansar a gusto, sin afán y sin pensar en nada, como quien se deja llevar por la marea. Es el plan de desconexión total: hamaca, sombrita y cero estrés. En Huila suena a pausa sagrada después de comer o cuando el calor aprieta. Y sí, da envidia.
"Parcero, hoy no cuenten conmigo: después del almuerzo me eché la ola en la hamaca y me desperté cuando ya estaban prendiendo las luces del barrio."
Roya
En Huila se le dice roya a alguien que se las da de muy importante, como si fuera la última Coca-Cola del desierto. Va con burla, para bajarle el humo a quien anda creído, alzado o mirando por encima del hombro. No es precisamente un piropo, pero sirve perfecto para aterrizar egos tamaño Nevado del Huila.
"Vea esa roya llegando tarde y exigiendo puesto en primera fila, como si el evento fuera pa’ ella sola. Bájele al cuento, mija."
Estar con las pilas puestas
Se dice cuando alguien anda con energía a tope, despierto y listo para lo que sea. También vale para cuando te pones las ganas y te activas de verdad, como si te hubieran cambiado las baterías. Es bastante común en Colombia y suena a regaño cariñoso o a elogio según el tono.
"Julián cayó a la oficina con las pilas puestas, hablando hasta por los codos y sacando trabajo como loco, como si ya se hubiera bajado cinco tintos antes de las ocho."
Estrenar vaca
Dicho huilense para cuando alguien se pone algo nuevo por primera vez y se nota a leguas que anda presumiendo. Es como estrenar ropa y caminar con el pecho inflado, mirando a ver quién se da cuenta. Lo de la vaca es pura exageración campesina, como si el estreno fuera tan grande que hasta tocara celebrarlo.
"Vea pues, Juancho estrenó vaca con esa camisa nueva y no ha hecho sino dar vueltas por el parque, saludando a todo el mundo como si fuera el patrón."
Dar lora
Se dice cuando alguien se pone a hablar y hablar sin parar, metiendo bulla o echando cuento hasta cansar. Puede ser por chisme, por nervios o por pura necedad, y normalmente es porque ya nadie le está parando bolas. Vamos, que es el típico que no deja concentrarse ni un segundo.
"Parce, deje de dar lora que estoy haciendo el trabajo, y con esa habladera no me entra ni una idea, ¿sí o qué?"
Estar en la diablura
Se dice de alguien que anda en modo travieso, haciendo maldades pequeñas o portándose regular, como si lo estuviera empujando el diablo. No es que sea un criminal, es más bien el típico que no se puede quedar quieto y siempre arma alguna. En Huila se suelta mucho para regañar con humor.
"Ese Chucho está en la diablura otra vez, lo pillé rayando el tablero y poniéndole bigote al profe en la cartelera."