En el Valle del Cauca se usa para decir que alguien come o bebe muchísimo, hasta quedar reventado de lleno, casi empachado. No es solo quedar satisfecho, es pasarse de la raya con la comida o la bebida. Suena muy de barrio y muy sabroso, aunque luego toque desabrocharse el pantalón sin pena.
"Parce, después de la rumba en Juanchito terminamos en la esquina de don Óscar a jartarnos empanadas y aborrajados hasta quedar tirados en el andén"
Significa comer o beber hasta reventar, quedar llenísimo y casi arrepentido, pero con una sonrisa tonta en la cara. Es como ponerse las botas a lo bestia y luego no poder ni levantarse de la silla. Muy típico de comidas familiares eternas donde siempre hay una tapa más que probar, aunque ya no te quepa nada.
"Quillo, ayer en la barbacoa me jarté de pinchitos y chorizo, y luego no podía ni abrocharme el pantalón, parecía un globo a punto de explotar en mitad del patio."
Verbo bien coloquial para decir que alguien come o bebe a lo bestia, hasta quedar lleno como tambor. También se usa para “hartarse” de algo en plan cansarse o aburrirse, pero en Huila suele sonar más a atracón con sabor a regaño. Es brusquita, sí, pero tiene su encanto.
"No se vaya a jartar de lechona, mijo, que después ni se puede subir al bus pa' volver al pueblo. Y deje la jartera, que eso no es competencia."
Se dice cuando comes o bebes a lo bestia, hasta quedar lleno como tambor y con cero ganas de moverte. Es muy de sobremesa familiar, de esas donde la abuela te sirve otra vez aunque ya estés pidiendo auxilio. También vale para “hartarse” en general, pero aquí va con sabor caribeño.
"Compay, ayer me jarté de pasteles y arroz con gandules que hoy subo una escalera y me da flato, ni el tenedor quiero ver."
En Andalucía es la forma de decir hartarse, o sea, ponerse fino hasta reventar. Se usa mucho con comida y bebida, pero también con planes, risas o lo que sea: jartarse de feria, de rebujito o de cachondeo. Suena muy de calle y muy nuestro, y deja claro que te has pasado tres pueblos.
"En la feria me jarté de rebujitos y pescaíto frito, y cuando quise darme cuenta iba dando tumbos y diciendo que yo ya no ceno ni mañana."
Forma muy coloquial y graciosa de decir que alguien va a comer muchísimo, hasta quedar reventado de tanto comer. No es solo llenarse la barriga, es casi un deporte extremo de glotonería feliz, típico de cuando hay comida casera, reunión familiar o fiesta. Y la verdad, solo de oírlo ya dan ganas de servirse otro plato bien cargado.
"Chamo, después de arrear esas vacas todo el día en el llano, lo que vamos es a jartarnos en casa de la abuela con arepas, carne en vara y guarapo hasta que no quepa ni un suspiro más."
En dominicano, jartarse es comer como si no hubiera mañana, hasta quedar reventado y sin poder dar un bocado más. Es pasar de estar con hambre a estar casi arrepentido de tanto comer, pero feliz. Se usa mucho en coros, fiestas familiares y cuando la comida está tan buena que uno pierde la vergüenza.
"Loco, en la cena de Navidad me jarté de pastelitos, moro y cerdo asao que terminé tirado en el mueble sin poder ni respirar bien."
Significa comer tanto que quedas reventado, con la barriga a punto de estallar y ganas de rodar en vez de caminar. Es como pasarse tres pueblos con la comida por puro antojo. Se usa mucho en plan de broma cuando alguien no se sabe medir con la comida. Y hay que admitir que suena sabroso hasta para decirlo.
"Hermano, en el bautizo me jarté de hallacas y pernil, salí de ahí caminando como pingüino y jurando que no comía más nunca."
En Zulia jartarse es comer hasta reventar, sin vergüenza y con todo el entusiasmo del mundo. No es solo llenarse, es darle tan duro al plato que después quedas tirado sin poder moverte. Se usa mucho cuando hay comida sabrosa de sobra y uno se olvida de la dieta, que total, ya será problema del yo del futuro.
"Hermano, en la parrillada del domingo me jarté de yuca, chorizo y patacones, quedé tan repleto que ni para agarrar la moto tenía fuerzas"