Se dice cuando alguien se suelta a hablar de golpe y sin filtro, como si le hubieran dado cuerda. Puede ser por rabia, por chisme o por pura boquilla, y normalmente va con tono de regaño: ya cállate o piensa antes de hablar. Es bien de pelea de casa y suena fuertecito, pero tiene su gracia.
"Dejá de arrancar la jeta, mijo, y venga pa’ acá. Míreme a los ojos cuando me habla, que no estamos en la plaza echando cuento."