Se dice con ironía para hablar de alguien que va de santo, todo tierno e inocente, pero por detrás es bien travieso y hace sus vainas. Es como soltar un “sí, claro” en versión cariñosa. En Huila se usa mucho para señalar al que arma el desorden y luego pone cara de yo no fui.

"Vea pues, ese angelito de Juan dijo que iba a dormir temprano y terminó amanecido, se voló la reja y dejó la casa vuelta un ocho."

Se le dice a alguien con tono burlón o pícaro cuando se hace el inocente, como si no rompiera un plato, pero tú sabes que tiene calle y sus mañas. Es el típico que pone cara de yo no fui mientras ya se mandó la travesura. Suena cariñoso, pero lleva su jalón de orejas escondido.

"No te hagas el angelito, Mario, si te vi escondiendo la canchita detrás del sofá y luego diciendo que fue el perro."

Se le dice a alguien que se hace el inocente o buenito, pero que en realidad es un travieso de primera.

"No te fíes de Juanito, con esa carita de angelito ya rompió tres vidrios y nadie sabe cómo."

En Santa Fe, un angelito es ese amigo que vive metiéndose en quilombos y siempre termina pidiéndote rescate. Es medio desastre, pero tiene una cara de nene bueno que desarma a cualquiera. Sabés que es un problema con patas, aunque igual lo bancás porque su inocencia y su torpeza tienen su encanto, aunque a veces te saque canas verdes.

"Juan es mi angelito, boludo. Ayer se fue de joda, perdió la billetera, discutió con el patovica y hoy me llamó llorando para que lo vaya a buscar al otro lado de la ciudad sin un mango."

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