Meter floreo
En Áncash se dice meter floreo cuando alguien se pone a adornar una historia, una excusa o un cuento con puro detalle de más para quedar bien, zafarse de un problema o conseguir algo. Vamos, chambea más la lengua que la verdad. No siempre es mala onda, pero se nota cuando es puro floro.
"Profe, el Juan metió floreo bravazo diciendo que se le fue el internet, que el gato apagó la compu y por eso no entregó la tarea."
Estar bien rayado
Se dice cuando alguien está muy confundido, inquieto o preocupado por un asunto que no le cuadra.
"Oye, después de esa charla con mi suegro, me quedé bien rayado. ¿Tú crees que piense que soy un vago?"
Globazo
En Áncash se dice globazo cuando alguien se manda una mentira enorme, de esas que vienen infladas como globo y no se las cree ni el que las cuenta. Sirve para cortar el floro y dejar claro que te están metiendo cuento. No es un simple chisme, es una exageración descarada. Y sí, da risa cuando es muy obvia.
"Ya pues, no te pases, causa: eso de que pescaste un pez más grande que tú es un globazo, ni en tus sueños."
Tacuchi
Se dice de algo que ya está reventado de tanto uso, viejo, gastado y medio hecho trapo. Aplica para ropa, zapatos o cualquier cosa que ya no da más, pero igual la sigues usando por terco o por cariño. Es bien de casa, de barrio, y da risa porque siempre hay alguien aferrado a su cosa tacuchi.
"Oe, bota esa mochila, pe, ya está tacuchi, se le sale todo por el cierre y todavía dices que aguanta pa' la chamba."
Jalarte la pata
En Áncash se dice cuando alguien te da un susto de broma, o cuando hablas en plan supersticioso del típico fantasma que te jala el pie mientras duermes. Se usa mucho para meter miedo jugando, para vacilar al que es bien asustadizo, o para advertir con humor antes de dormir. Da risa, pero de noche pica.
"Ya deja de contar historias de aparecidos, causa, que luego me duermo y siento algo y digo: ya fue, me jalaron la pata otra vez."
Jurar jampa
Se dice cuando alguien suelta una promesa o una historia tan exagerada que no se la cree ni su abuela. Es como jurar con extra, con “jampa” encima, o sea, meterle más cuento del necesario. Sirve para bajarle el humo a quien está chamullando y dejar claro que te suena a floro.
"No me vengas a jurar jampa, pe. Ayer decías que subías el Huascarán en una tarde y hoy ni la combi alcanzaste, causa."
Estar rayado
Cuando alguien está pensando o preocupándose demasiado por algo, como si tuviera la mente dando vueltas.
"Oye, Cholo, relájate un toque, estás todo rayado por esa nota del profe. ¡Tranquilo, causa!"
Ser chispa
En Áncash, decir que alguien es chispa es llamarle vivo, ingenioso y bien rápido de mente. Es el que se las arregla con lo que haya, resuelve al toque y siempre tiene una salida cuando todo se complica. No es magia, es calle y cabeza. Y sí, da un poquito de envidia sana.
"Se malogró la combi en plena subida y todos paniqueando, pero el Julio es bien chispa: sacó un alambre, ajustó dos cosas y en cinco minutos ya estábamos rumbo al mercado."
Angelito
Se le dice a alguien con tono burlón o pícaro cuando se hace el inocente, como si no rompiera un plato, pero tú sabes que tiene calle y sus mañas. Es el típico que pone cara de yo no fui mientras ya se mandó la travesura. Suena cariñoso, pero lleva su jalón de orejas escondido.
"No te hagas el angelito, Mario, si te vi escondiendo la canchita detrás del sofá y luego diciendo que fue el perro."
Chambeque
En Áncash se dice cuando, sin planear nada, se arma una fiesta improvisada de esas que empiezan con una chela tranquila y acaban con música a todo volumen, baile y medio barrio metido. Es el plan que nace de la nada y se descontrola bonito. Si hay chambeque, olvídate de irte temprano.
"Fuimos al cumple de Juanito a saludar nomás y se armó un chambeque bravaso, con huayno a todo volumen y la vecina bailando como si fuera su boda."
Cherman
En Áncash le dicen cherman a alguien que es buenazo en lo suyo, bien diestro, como si tuviera turbo. Se usa para soltarle flores a un pata que la rompe jugando, chambeando o arreglando cualquier cosa. Es un piropo callejero, simple y directo, de esos que te suben el ego en una.
"Oe, ese Juanito pa' la pelota es un cherman, se pasea a todos y ni con dos defensas lo paran, causa."
Mandarse una pollada
Expresión que significa organizar un evento o reunión para recaudar fondos vendiendo pollo frito y cervezas. Típicamente se ameniza con música y mucha sazón.
"Para juntar dinero para el viaje de promo, nos vamos a mandar una pollada este sábado en casa de Lucho. ¡Traigan hambre y ganas de bailar!"
Hacer la guampa
En Áncash se dice cuando alguien se las arregla para zafar de un problema usando maña, viveza y un toque de trampa. No es exactamente ser un genio, es más bien ser bien creativo para salir del paso, aunque sea con cuento y cara dura. Se usa mucho para hablar de excusas, atajos o jugadas medio chuecas.
"El pata llegó tarde y, en vez de aceptar la falta, hizo la guampa y le metió floro al profe con que se le volcó el micro en el cuaderno y por eso no trajo la tarea."
Jatear
Verbo coloquial para decir dormir o irse a dormir, normalmente cuando ya estás reventado y te vas a caer de sueño. Es de esas palabras que suenan a que te desplomas en la cama y apagas el mundo. Se usa mucho en plan casual entre amigos, como quien dice me voy a la piltra y listo.
"Causa, ya son las diez y mañana chambeo temprano, así que me voy a jatear de una antes de quedarme frito en el sillón."
Profundinauta
Se le dice al que se queda dormidazo en cualquier parte y en cualquier momento, como si se metiera a bucear en lo más hondo del sueño. Suele usarse en plan broma cuando alguien se apaga en el bus, en una reunión o hasta parado. No es insulto, pero sí suelta su buena cargada.
"Estábamos chismeando en el bus pa' Huaraz y Mario, de la nada, se volvió profundinauta y empezó a roncar como si el motor estuviera fallando."
Lamer de llokalla
En Áncash se le dice así al chibolo que vive figureteando y haciendo show para que lo miren, aunque quede medio payaso. Va de intenso, se mete en todo y hasta se humilla con tal de caer bien o ganarse aplausos. Es como el que anda lamiendo botas, pero versión juvenil y bien de barrio.
"Ese Luis es un lamer de llokalla, en el tono se subió a cantar, a bailar y hasta a hablar quechua con tal de que todos lo miren."