Se usa para vacilar a alguien que se pasa de vivo y hace cositas medio tramposas, como agarrar algo sin preguntar o aprovecharse del descuido ajeno. No es que sea un delincuente, más bien un pillo conchudo que da risa y un poco de rabia a la vez. Y aceptémoslo, todos tenemos un raterín en el grupo.
"Oye, el Chato se guardó toda la chela en su mochila y se hizo el loco, qué raterín ese pata, ni para invitar un vasito siquiera"