Se usa para decir que alguien se queda pegado mirando algo, medio embobado y desconectado del mundo, como si la cabeza se le quedara pegada en una idea o paisaje. En Aysén suena mucho a cuando uno se queda mirando el río, la nieve o un bicho raro y se olvida de todo lo demás, cosa que pasa más seguido de lo que uno admite.

"Oye Cristián, deja de quedarte cabezón mirando el cóndor y apúrate a sacar las jaibas del bote antes que se venga el viento y quedemos todos tiritando en la orilla"

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