Se usa para hablar de alguien que anda regando chismes por todo lado, suavecito pero bien incendiario. Cada cuento que suelta es como un fósforo prendido que deja el ambiente ardiendo. No es solo chismosear, es meterle candela a la novela del barrio. Y hay que admitir que la expresión está buenísima para describir al típico lengua suelta.
"Parce, pilas con la Julia que anda repartiendo fosforitos por todo el barrio y hasta el del puesto de empanadas quedó metido en el chisme sin saber cómo."