Se usa cuando alguien se mete en una situación medio a ciegas, probando suerte con picardía y sin tener muy claro qué va a pasar. Es como lanzarse a ver qué sale, con la esperanza de que sea algo bueno, pero sabiendo que también puede ser un desastre. Y la verdad, tiene su sabrosura decirlo así.
"Yo no conocía a nadie en ese rancho, pero igual me fui a tantear el mondongo y terminé amaneciendo con arpa, cuatro, maracas y tremenda resaca llanera."