Se dice cuando alguien se pasa de exagerado o se inventa una historia que no se la cree ni su mamá. Es como soltarle un “ajá, sí, claro” bien criollo, para bajarle dos a la película. Va perfecto para cuentos de barra, promesas imposibles o cuando alguien está echando demasiada labia.
"No vale, Carlos, ¿que Messi te escribió por WhatsApp y te invitó a tu casa? Chamo, te fuiste en avión, bájale dos."