Forma cariñosa y muy de pueblo para hablar de una siesta corta, como si cortaras un trocito del día con unas tijeras para desconectar un momento. No es la siesta oficial de dos horas, es más bien un ratillo rápido para recargar pilas. Suena graciosa, entrañable y la verdad es que dan ganas de echarse una.
"Niño, estoy reventao, voy a cerrar la persiana y echarme una tijerailla en el sofá antes de seguir con el jaleo de la tarde"