Se dice cuando alguien llega arrasando, con una energía bruta y cero delicadeza, dejando el sitio patas arriba. Puede ser por alboroto, por desorden o porque se mete en todo como si fuera dueño del rancho. La idea es que entra como Atila: donde pisa, no crece ni el pasto. Bien gráfica, pues.
"Chamo, Juan se vino como Atila a la fiesta: tumbó la mesa del dominó, se sirvió media nevera y puso el reguetón a todo volumen."