Se dice para avisar de que estás en camino o que vas a hacer algo ya mismo. En la vida real, muchas veces es una promesa elástica: puede significar “salgo ahora” o “déjame cinco minutitos” y esos cinco se estiran. Sirve para calmar al que insiste y ganar tiempo sin discutir. Tiene su puntito.
"Tu primo lleva dos horas en la puerta con el coche en marcha y tú, en chanclas, le sueltas: ya voy, ya voy, mientras sigues scrolleando en el sofá."