Se usa para avisar rápido de que viene un problema o de que alguien se ponga trucha: que ahí viene el profe, que te van a cachar, que te vas a dar un madrazo. Es una variante juguetona de ¡Aguas!, con ese “granjero” nomás para hacerlo más chusco. No es la más común, pero se entiende al vuelo.
"Íbamos bien a gusto con las chelas en la banqueta y de repente vi al profe doblando la esquina: ¡Aguas, granjero!, guarden todo que ya valimos."