Expresión bien chilena para decir que alguien anda sospechoso, medio pillo o con intenciones raras, como si estuviera al acecho esperando el momento. Se usa en talla o con desconfianza, cuando alguien llega demasiado arreglado, hace preguntas de más o se mueve raro. No siempre es acusación seria, pero deja la duda picando.
"Llegaste temprano, con camisa planchada y hasta perfume, po. ¿Qué onda? Andai al lobo, ¿ah? No me vengai con cuentos que te caché al tiro."