Se dice cuando andas sin lana, pero de verdad sin un peso, ni para el camión. Es estar quebrado, seco, en ceros, como si la cartera trajera puro aire. En el norte se suelta mucho para avisar que hoy no invitas ni el chicle. Y sí, da risa, pero duele.
"Quería caerle al antro con la raza, pero andaba blanco, así que nomás me di la vuelta, saludé al cadenero y me fui a cenar un elote fiado."