Se dice cuando alguien trae un facha terrible: despeinado, con la ropa toda chueca, cara de desvelo y vibra de susto. Vamos, que parece que lo sacaron de una casa del terror o que lo revolcó la noche. Es burla ligera, más de carrilla que de insulto, y sí, da risa.
"Salió del after en Durango y andaba como castillo embrujado: greñas paradas, camisa al revés y ojeras de campeonato, como si lo hubiera correteado La Llorona."