En Tucumán se le dice atarra a la persona que está colgada, en otra, que no registra nada de lo que pasa a su alrededor. Es como estar en la luna, pero versión tucumana, medio lenteja y perdido en su propio mundo. A veces da ternura, a veces dan ganas de pegarle un grito para que vuelva a la Tierra.
"Dejame de joder, chango, no escuchaste nada porque estabas más atarra que campeón tucumano tirado en el sillón con la panza llena de empanadas."