Frase súper mexicana, grosera pero muy usada, que literalmente manda a alguien a chingar a su madre. Entre amigos muy cercanos puede sonar a carrilla pesada y hasta cariñosa, pero en la mayoría de contextos es un insulto fuerte que puede acabar en pleito. Es de esas expresiones que mejor usar con cuidado, aunque hay que admitir que tiene un poder dramático brutal.
"No manches, güey, me dejaste plantado otra vez, chinga tu madre, ya ni la friegas, siempre sales con tus jaladas bien a la mera hora."