En Buenos Aires se dice cuando te agarra un bajón fuerte y te venís abajo de golpe. Puede ser tristeza, fiaca o esa mezcla rara de vacío existencial y sofá. Te quedás tirado, sin ganas de hablar ni de salir, como si el mundo estuviera en pausa. No es drama, pero tampoco se lo deseás a nadie.
"Terminó el asado, miró el techo y se clavó un bajón mal. Le escribimos para salir y ni bola, quedó pegado al sillón como estampilla."