Se usa cuando alguien aprende algo a las malas, por necesidad o porque la vida le mete un buen tirón de orejas. No es un aprendizaje suave ni voluntario, es más bien a base de golpes de realidad. Suele decirse con un punto de burla cariñosa, como quien dice que ya era hora de espabilar un poco.
"Mi primo iba de sobrado con el curro en Bata y llegaba tarde todos los días, hasta que el jefe le metió un buen rapapolvo y ahí sí que cogió pilón y ahora es el primero en fichar."