Piropo bien meloso para decir que alguien te parece muy lindo, agradable o que tiene un encanto que engancha. Es como llamarle “un amor”, pero con sabor a caña y a pueblo. Se suelta con cariño, a veces con coqueteo suave, y suele ir con sonrisa y mirada cómplice.
"Vea pues, ahí viene Lina con esa risa. Esa pelada es un dulce de caña, uno la ve y se le arregla el día de una."
En Misiones se puede usar como apodo cariñoso para alguien bien de acá: amable, entrador, medio pícaro y con ese aire de campo que cae simpático. Es como decir que la persona es un encanto, pero con tonada y tierra colorada. No es súper universal, pero cuando pega, pega lindo.
"Mirá al Juan, che, cae a la cancha con chipá, saluda a todos y encima te tira un chiste, ese es un dulce de caña de acá, mal."