Se dice cuando alguien se pone a ayudar o a chambearle a algo, pero más por compromiso que por gusto. Es como echar la mano a regañadientes, cumpliendo para que no te estén friegue y friegue. No implica que lo hagas mal, solo que vas con flojera y cara de ya vámonos.
"Ahí va Juan a echarle la vara en la tiendita del suegro, acomodando refrescos bien serio, como si le debieran la quincena y todavía le pidieran sonrisa."