En Risaralda se usa para decir que alguien se encomiende a Dios antes de hacer algo difícil o arriesgado. Es como decir que se prepare, que rece un poquito y se lance con fe. Sirve para exámenes, entrevistas, ligues imposibles y toda misión suicida del día a día. Y la verdad, a veces sí parece que ayuda.
"Parce, mañana tengo entrevista en una multinacional y ni idea de inglés, me voy a echar la bendición y que sea lo que Dios quiera."
Cuando alguien se prepara para algo arriesgado o complicado, esperando un poquito de suerte divina.
"Voy a pedirle salir a Natalia, así que toca echarse la bendición. A ver si cae."