Se usa en la Costa Caribe colombiana para decir que uno se va a bailar champeta con toda, sudando la gota gorda y moviendo la cadera sin pena. No es solo bailar, es desahogarse en la pista con ese ritmo sabroso que te posee. Y la verdad, cuando suena una buena champeta es imposible quedarse quieto.
"Parce, anoche en Taganga nos echamos una champeta tan brava que terminé descalzo, sin voz y con la arena pegada hasta en las cejas, pero feliz de la vida."