Dícese del que va tan apretado en su ropa, especialmente pantalón, que parece un tamal a punto de explotar. Normalmente se aplica cuando uno come mucho y luego intenta lucir pantalones ajustados.
"Después de la comilona navideña, Juan fue a la fiesta todo elegante, pero estaba hecho un tamal con ese pantalón. ¡No podía ni bailar!"
Se dice de alguien que quedó todo envuelto, apretado o hecho bolas, casi siempre por vendas, cobijas o ropa mal puesta. También vale para cuando traes un problemón y andas bien enredado con el drama. La imagen es clarita: pareces tamal, todo amarrado y sin poder moverte a gusto. Y sí, da risa verlo desde fuera.
"Se cayó de la moto y salió del seguro todo vendado, parecía tamal oaxaqueño, pobre, ni podía rascarse la nariz."