Se usa de coña para hablar de esa persona que, después de unos potes, se viene arriba con el euskera sin tener ni idea. Mezcla cuatro palabras sueltas, mete castellano por todas partes y aun así va sobrado de actitud. No es ofensivo, es más bien reírse con cariño del euskal learner motivado. Y hay que admitir que la escena suele ser gloriosa.
"Después del quinto pote, el Iñaki madrileño entró en modo euskarritori y le soltó al camarero: Aupa, boss, ¿me pones un zurito tope ondo y unos pintxos muy polita, o qué?"