Se usa cuando alguien se queda colgado, medio volado, pensando huevadas profundas o soñando despierto mientras está tranqui, fuera de la rutina. Es como que se desconecta del mundo y se pone en modo filósofo de barrio. No siempre implica estar borracho o fumado, pero se siente bien místico, bien de la selva.
"Estábamos en el malecón mirando el Amazonas y el loco de Juan ya estaba flotando en el parque, hablando de mudarse a la luna en mototaxi y vender juanes espaciales."