En Apurímac, la frutillada no es una granja de frutas, es una fiestaza de verano con chicha de frutilla bien fermentada, música, baile y todo el pueblo metido en el tono. Es como la excusa oficial para chupar, zapatear y chismosear hasta que amanezca, y la verdad es que tiene su encanto.
"Este fin nos vamos a la frutillada del pueblo, dicen que habrá harpista, orquesta, pollada y hasta concurso de quién aguanta más vasos sin terminar hablando quechua a lo loco."