Se usa cuando alguien intenta agradar a otra persona de forma exagerada y un poco pegajosa para conseguir algo a cambio, como un favor, un ascenso o que le miren con mejores ojos. Es básicamente ser un pelota de manual, pero con más arte y un pelín de vergüencita ajena, aunque a veces funcione demasiado bien.

"Mira a Laura, lleva toda la mañana haciéndole la rosca al profe a ver si le sube la nota del examen que suspendió por irse de fiesta"

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