Se usa para bardear con onda a alguien que se olvida de todo, como si tuviera la cabeza a saltitos, igual que un sapo. La idea es que su memoria va picoteando cosas y se salta lo importante. Es bien entrerriana y suena tierna y puteadora a la vez, que es una combinación hermosa.

"Che Ramón, dejá de hacer memoria de sapo, siempre te olvidás de poner la pava y terminamos tomando mate frío como unos giles."

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