Se dice cuando alguien va súper arreglado y con pinta impecable, como si se hubiera puesto guapo a conciencia. Vamos, que va elegante, aseado y hasta un pelín presumido, listo para una boda, una entrevista o para que le miren por la calle. Tiene ese toque de cumplido con guasa que entra solo.
"Mira al Juanito, va hecho un pincho al curro, con la camisa planchada y el pelo a raya. Como le pongan una cámara, te da el parte del tiempo."