Forma bien cariñosa y relajada de llamar a un amigo, a un conocido o a alguien que te cae bien, como decirle guachito pero con más ternura todavía. Se usa harto cuando se está leseando, tirando la talla o cuando alguien anda de galán y uno lo molesta con cariño. Es de esas palabras que suenan a abrazo con polera de feria.
"Ya po, huachito, deja de hacerte el mino con la cajera y ven a ayudarme con las bolsas antes que se arme la media fila en la caja del súper."
En Junín se usa para hablar de esa nostalgia rica que te queda después de una buena juerga, cuando la pasaste brutal y al día siguiente te agarra el bajón bonito. Es como extrañar la noche, la gente y el vacilón, y encima quedarte con ganas de repetir. Duele un poquito, pero también da risa.
"Mano, ayer en la fiesta patronal la rompimos, pero hoy ando con un huachito bravo, me acuerdo de los pasos prohibidos y me da ganas de volver a salir."